Hoy Yorokobu hablaba en su artículo ‘¿Matará la codicia a la estrella del Crowfunding?’ de cómo el ‘crowdfounding’ (bueno, en realidad Kickstarter) está siendo criticado. Las críticas que denuncian que hay mucha tontería suelta en esas webs no tienen demasiado sentido: Kickstarter es un ‘marketplace’; no es ni siguiera un ‘comerciante’ en un sentido habitual (esos que vinculaban su nombre a su producto aunque solo lo comercializaban), aspira a ser una macro-plataforma, a tener todo dentro, omnia omnibus ubique.
Aunque muchas de las críticas son muy a los ‘Vargas-Llosa’ (esas críticas tan frecuentes cuando nos hacemos mayores de ‘tú-antes-molabas’), responden a una característica de las redes distribuidas: que no hay dirección. Por eso la misma interacción dentro de la red acaba generando lo que Bard y Söderqvist llamaron ‘netocracia‘, una serie de personas u organizaciones que dinamizan y dan fluidez a la red. Que hay que repetirlo cada dos por tres.
En muchos terrenos no existen esas ‘netocracias’ (o al menos aún no están desarrolladas) y claro, esto es un totum revolutum.
Pero también es cierto que a las críticas de ‘no hay gente que entienda que supervise los proyectos’ nunca ha sido más fácil responderle un ‘porque nadie quiere’: si juntas a un tipo aburrido que entienda del tema y esa cosa súper-complicada llamada wordpress, ya está el problema resuelto. Pensad que Verkami se lleva un 5%, así que bien montado puede convertirse en un sobre-sueldo (ya véis que soy conejo total).
En el mundo editorial también se va a dar este problema, si ya era difícil estar al tanto de las novedades: ahora va a ser imposible. ‘Se va a dar’ es una forma de hablar, claro: se está dando ahora mismo. Cada vez más gente sube su novela a Amazon y eso es genial (a mi me encanta) pero a la vez es un problemón. En este sentido hay que agradecer la labor a Luna Miguel por blogs como ‘Tenían 20 años y estaban locos‘: está ejerciendo de comisaria, en el fondo está ordenando el mundo para poder leerlo. Podrá gustar más o menos su criterio… Pero eso es parte del encanto irresistible de internet.
Nota: Aunque el título de esta entrada puede interpretarse como una respuesta a la pregunta de Yorokobu, la verdad es que ‘Everybody dies’ es el nombre del último capítulo de House. Sirva esta nota al pie como homenaje a Conan Doyle.