Era agosto del 51 y Heidegger paseaba por el jardín de la casa del arquitecto municipal de una pequeña ciudad alemana. Allí, en mitad de una fiesta, se encontró con Ortega sentado en el jardín. Estaba solo, con su sombrero y una copa de vino.
Mes: noviembre 2017
Y un día, de repente, dejé de opinar
Así son las cosas. Ya no podréis decir que nadie os ha avisado. Un día amaneces y la alhacena de la cocina se ha llenado de cereales, bollos y patatas fritas. Otro en cambio, estás contando calorías con la precisión de un detector de ondas gravitacionales. En un momento colgarías a noséquién en la verga mayor del mástil de mesana y, al siguiente, estás mirando en wikipedia qué es eso de vergas y mesanas porque, reconozcámoslo, no eres ni Melville, ni Jack London. Tampoco, gracias a Dios, eres Pérez Reverte.